La Revista de la Asociación

La Revista de la Asociación
Fundación en el año 2003

sábado, 5 de julio de 2008

PILAR IGLESIAS NICOLÁS FUNDA Y DIRIGE LA REVISTA CULTURA MÁS

EL EDITORIAL
Los niños de Bagdad
Leonardo Moledo


Las manos hoy cortadas y amputadas de los niños de Bagdad
Construyeron entre el Eufrates y el Tigris ciudades milenarias
Uruk, Lagash, Súmer, Babilonia.


En los altos ziggurats
Adoraron a Ishtar y Anuk, Marduk y Enlil.
Esas manos
Siguieron el curso de los astros y predijeron los eclipses.
Esas manos
Que hoy las bombas cortan, amputan y aniquilan


Los niños de Bagdad dibujaban en la arcilla.
Esas manos, dibujando en la arcilla con un afilado estilete
Un día esos dedos, hoy cortados, dibujando en la arcilla
inventaron la escritura.
Un mundo cuneiforme codificó las leyes y los astros


Los niños de Bagdad, con esas manos
Derribaron la odiosa Nínive
Y elevaron jardines de maravilla en Babilonia
Las manos de los niños de Bagdad.


Los niños de Bagdad conocieron al grandísimo Alejandro


Los niños de Bagdad, con esas manos
Amputadas ahora por el fuego del cielo
Escribieron el Catálogo de Ibn Nadim
La gran historia universal de taiba y Dinawari
Los tratados de Averroes y Avicena.
Las Praderas de Oro de Mas’udi
Y los cálculos sin fin de al-Jahwaritzmi.
Inventaron el álgebra, entrevieron la circulación de la sangre
Los niños de Bagdad, cuya poesía Cruzaba el Oriente y Occidente
De Damasco a la Córdoba andaluza.


Durante mil noches y una noche relataron
Las historias fabulosas de un Califa.




Con sus voces, que hoy gritan
Los niños de Bagdad
Los niños de Bagdad con esas manos
Elevaron ya en el siglo nueve
Observatorios, bibliotecas, hospitales.
Eso hacían con sus manos los niños de Bagdad.


Hoy, hombres venidos del Oeste, de muy lejos
Hombres de allende el mar que no debieron cruzar
nunca
Armados como los brutales y antiguos dioses de la guerra
Los modernos y brutales dioses de la guerra
Hacen llover fuego noche y día
Hacen llover fuego noche y día
Hacen llover fuego noche y día
Y en las calles de Bagdad matan y cortan
Las manos de los niños de Bagdad.
Que construyeron Lagash y Babilonia.


Los modernos dioses de la guerra
Señores de la muerte y destrucción
Noche y día
En las calles y el mercado
Amputan las manos y las piernas
De los niños de Bagdad.




EL EDITORIAL
LOS HERALDOS NEGROS Cesar Vallejo



Hay golpes en la vida, tan fuertes...Yo no se!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma...Yo no sé!
Son pocos, pero son...Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Estos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos
quema.
Y el hombre...Pobre...pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes...Yo no sé!




EL EDITORIAL
Donde habite el olvido Luis Cernuda


Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo solo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.


En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allá donde termine ese afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.







CAMBALACHE
Enrique Santos Discépolo
Que el mundo fue y será una porquería,
ya lo sé...
¡En el quinientos seis
y en el dos mil también!.
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
varones y dublé...
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldad insolente
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos
en un merengue
y en un mismo lodo
todos manoseaos...
¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!...
¡Ignorante, sabio, chorro,
generoso o estafador!
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!...
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón...
¡Qué falta de respeto,
que atropello
a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Stavisky va Don Bosco
y "La Mignon",
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclado con la vida
y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia
contra un calefón...
¡Siglo veinte, cambalache
problemático y febril!
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil.
¡Dale nomás! ¡dale que va!
¡Que allá en el horno
nos vamos a encontrar!
No pienses más,
sentáte a un lao.
Que a nadie importa
si naciste honrao.
Es lo mismo el que labura
noche y día, como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura
o está fuera de la ley.




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