En el 2003, en la Revista nº
En 1929 se produce el colapso en la
Bolsa de Nueva York, es el comienzo de la GRAN DEPRESIÓN..
Se registran pérdidas de hasta un 40% en un mes.
3 años después había 5.000 bancos en quiebra.
Bolsa de Nueva York, es el comienzo de la GRAN DEPRESIÓN..
Se registran pérdidas de hasta un 40% en un mes.
3 años después había 5.000 bancos en quiebra.
Si algo puede animar al lego en materia económica
a reunir el valor necesario para dar su
opinión sobre la esencia de las dificultades
angustiosas del presente, es el descorazonante
caos que se advierte en las opiniones de los
expertos. Nada diré de nuevo. Sólo la opinión de
un hombre independiente y honrado que desea
el bienestar de la humanidad, y que, libre de prejuicios
de nacionalidad o de clase, procura
lograr una armonía en la existencia individual.
Ponemos un ejemplo: Si tenemos dos fábricas, producirá
artículos más baratos aquella que funcione con la
menor cantidad posible de obreros, que a su vez trabajen
con la mayor intensidad que la técnica permita.
O sea que hay empleo para una parte sóla de la población
obrera.Y que mientras unos trabajan demasiado,
otros quedan fuera del proceso de producción.
Con lo cual menguan la venta y la rentabilidad, quiebran
las empresas, aumenta el desempleo, las empresas
pierden credibilidad ante los bancos, sigue la
insolvencia, el retiro de ahorros y por fin la paralización
de la industria.
Ahora bien, se ha visto esta crisis desde otro punto de
vista, vinculándola a motivos que analizaremos
ahora:
Se habla de Superproducción, ahora bien, en la que
hay que distinguir entre dos cosas, la superproducción
real y la superproducción aparente. Bajo el primer
concepto entiendo una producción tan abundante
que sobrepasa la demanda.
Suele llamarse superproducción a la producción excesiva
de un artículo que no puede venderse a causa de
las circunstancias y a pesar de que los consumidores
lo necesitan.
A ésta llamo superproducción aparente. Pues en
este caso no falta demanda sino poder
adquisitivo por parte de los consumidores.
La expresión superproducción entonces no es sino otra forma
de llamar a la crisis, con lo que mal podría servir de explicación
a ésta.
Las Reparaciones: la obligación de pagar sus reparaciones ha
afectado la economía de los países en deuda, y los ha forzado a
exportar a precios que resultan un verdadero dumping . Pero si
los Estados Unidos, protegidos por aranceles muy altos, dan
señales de crisis, queda claro que no es esto su causa principal.
La introducción de nuevos aranceles; el aumento de los gravámenes
para pagar armamentos; la inseguridad política derivada
del peligro de la guerra: todo ello se agrava en Europa, sin afectar
aparentemente a los Estados Unidos. Pero al aparecer la crisis
también aquí, deja claro que aquellas no pueden ser las causas
principales.
Tampoco la causa es el ascenso económico de las clases económicas
inferiores a partir de la guerra; que sólo acarrearía en
caso de ser real- escasez en los bienes en oferta y no lo contrario.
Para mí está claro: el progreso técnico que debía de haber servido
al hombre para liberarlo de parte de su carga laboral es la
causa principal de las desgracias actuales. De aquí la aparición
de quienes ¡pretenden prohibir la introducción de progresos!
Un disparate, a todas luces.
Pero queda en pie el dilema ¿cómo encontrar una solución?.
Si de algún modo pudiera conseguirse que el poder adquisitivo
de la masa no descendiera por debajo de un determinado nivel,
se impediría esa paralización del sistema económico que padecemos
hoy.
Sea como fuere, hay dos puntos en los cuales la economía libre
debe planificarse: limitando los horarios semanales de los diversos
sectores para combatir el paro en forma sistemática, y regulando
el salario mínimo de modo que el poder adquisitivo de los
trabajadores se corresponda con la producción.
En los sectores monopolizados, el Estado debería controlar los
precios para que una acumulación excesiva de capital no estrangulara
la producción en forma artificial.
Es así como quizá podrían equilibrarse producción y consumo,
sin introducir grandes limitaciones en la iniciativa privada.
Al mismo tiempo se evitaría una excesiva superioridad del propietario
de medios de producción tierras, máquinas- respecto
al trabajador asalariado.
Según mi parecer, los medios naturales para combatir las actuales
circunstancias son los siguientes:
1º) Reducción del horario de trabajo semanal, unido a
la fijación de un salario mínimo que regule el poder adquisitivo
en relación con la producción de bienes.
2º) Regulación de la cantidad de dinero en circulación y
del volumen crediticio, así como mantenimiento de los precios
medios de los artículos.
3º) Establecer legalmente un tope en el precio de los
artículos producidos por un sector monopolizado.
Para fabricar lo imprescindible, no es necesario emplear a todos
los trabajadores disponibles. Con ello se da la consecuencia de
mayor paro, de competencia malsana entre los asalariados y,
como agregado, la disminución del poder adquisitivo y una asfixia
insoportable de todo el circuito vital de la economía.
Sin embargo que ha de procurarse por todos los
medios la participación de los jóvenes en el proceso
de producción.
a reunir el valor necesario para dar su
opinión sobre la esencia de las dificultades
angustiosas del presente, es el descorazonante
caos que se advierte en las opiniones de los
expertos. Nada diré de nuevo. Sólo la opinión de
un hombre independiente y honrado que desea
el bienestar de la humanidad, y que, libre de prejuicios
de nacionalidad o de clase, procura
lograr una armonía en la existencia individual.
Ponemos un ejemplo: Si tenemos dos fábricas, producirá
artículos más baratos aquella que funcione con la
menor cantidad posible de obreros, que a su vez trabajen
con la mayor intensidad que la técnica permita.
O sea que hay empleo para una parte sóla de la población
obrera.Y que mientras unos trabajan demasiado,
otros quedan fuera del proceso de producción.
Con lo cual menguan la venta y la rentabilidad, quiebran
las empresas, aumenta el desempleo, las empresas
pierden credibilidad ante los bancos, sigue la
insolvencia, el retiro de ahorros y por fin la paralización
de la industria.
Ahora bien, se ha visto esta crisis desde otro punto de
vista, vinculándola a motivos que analizaremos
ahora:
Se habla de Superproducción, ahora bien, en la que
hay que distinguir entre dos cosas, la superproducción
real y la superproducción aparente. Bajo el primer
concepto entiendo una producción tan abundante
que sobrepasa la demanda.
Suele llamarse superproducción a la producción excesiva
de un artículo que no puede venderse a causa de
las circunstancias y a pesar de que los consumidores
lo necesitan.
A ésta llamo superproducción aparente. Pues en
este caso no falta demanda sino poder
adquisitivo por parte de los consumidores.
La expresión superproducción entonces no es sino otra forma
de llamar a la crisis, con lo que mal podría servir de explicación
a ésta.
Las Reparaciones: la obligación de pagar sus reparaciones ha
afectado la economía de los países en deuda, y los ha forzado a
exportar a precios que resultan un verdadero dumping . Pero si
los Estados Unidos, protegidos por aranceles muy altos, dan
señales de crisis, queda claro que no es esto su causa principal.
La introducción de nuevos aranceles; el aumento de los gravámenes
para pagar armamentos; la inseguridad política derivada
del peligro de la guerra: todo ello se agrava en Europa, sin afectar
aparentemente a los Estados Unidos. Pero al aparecer la crisis
también aquí, deja claro que aquellas no pueden ser las causas
principales.
Tampoco la causa es el ascenso económico de las clases económicas
inferiores a partir de la guerra; que sólo acarrearía en
caso de ser real- escasez en los bienes en oferta y no lo contrario.
Para mí está claro: el progreso técnico que debía de haber servido
al hombre para liberarlo de parte de su carga laboral es la
causa principal de las desgracias actuales. De aquí la aparición
de quienes ¡pretenden prohibir la introducción de progresos!
Un disparate, a todas luces.
Pero queda en pie el dilema ¿cómo encontrar una solución?.
Si de algún modo pudiera conseguirse que el poder adquisitivo
de la masa no descendiera por debajo de un determinado nivel,
se impediría esa paralización del sistema económico que padecemos
hoy.
Sea como fuere, hay dos puntos en los cuales la economía libre
debe planificarse: limitando los horarios semanales de los diversos
sectores para combatir el paro en forma sistemática, y regulando
el salario mínimo de modo que el poder adquisitivo de los
trabajadores se corresponda con la producción.
En los sectores monopolizados, el Estado debería controlar los
precios para que una acumulación excesiva de capital no estrangulara
la producción en forma artificial.
Es así como quizá podrían equilibrarse producción y consumo,
sin introducir grandes limitaciones en la iniciativa privada.
Al mismo tiempo se evitaría una excesiva superioridad del propietario
de medios de producción tierras, máquinas- respecto
al trabajador asalariado.
Según mi parecer, los medios naturales para combatir las actuales
circunstancias son los siguientes:
1º) Reducción del horario de trabajo semanal, unido a
la fijación de un salario mínimo que regule el poder adquisitivo
en relación con la producción de bienes.
2º) Regulación de la cantidad de dinero en circulación y
del volumen crediticio, así como mantenimiento de los precios
medios de los artículos.
3º) Establecer legalmente un tope en el precio de los
artículos producidos por un sector monopolizado.
Para fabricar lo imprescindible, no es necesario emplear a todos
los trabajadores disponibles. Con ello se da la consecuencia de
mayor paro, de competencia malsana entre los asalariados y,
como agregado, la disminución del poder adquisitivo y una asfixia
insoportable de todo el circuito vital de la economía.
Sin embargo que ha de procurarse por todos los
medios la participación de los jóvenes en el proceso
de producción.
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